¿Sabes en qué consisten los objetivos SMART? De entrada muchas personas no reparan demasiado en ello y piensan que se trata de una forma ingeniosa de nombrarlos. Pero si ves algunos ejemplos reales de objetivos SMART, te darás cuenta de que va mucho más allá.
Los objetivos SMART son aquellos que cumplen con cinco características principales: específicos, medibles, alcanzables, relevantes y definidos en el tiempo. El acrónimo viene de estos mismos términos en inglés, y en nuestro idioma no podría ser más acertado: se traduce como objetivos inteligentes.
No es igual, por ejemplo, querer ser la empresa líder en tu sector que captar un número determinado de clientes en el próximo año. Es válido que lo primero sea algo a lo que aspirar, pero será difícil medirlo o valorar si lo has conseguido, y tampoco sabes cuánto podría tardar. En cambio, lo segundo es más fácil de seguir y es posible asignar un plazo de tiempo, por lo que tiene más sentido planteártelo.
Los objetivos SMART pueden convertirse en un quebradero de cabeza para los gerentes y directivos, porque muchas veces cuesta establecerlos. Por eso hoy vamos a abordar sus cinco pilares, así como ver algunas directrices para definirlos y ejemplos reales que pueden servirte en el momento de establecerlos.
Puntos esenciales de los objetivos SMART
1. Específicos
Deben ser lo más delimitados y detallados posible, sin ambigüedades ni ideas genéricas. Para asegurarte de que sean lo suficientemente claros, pregúntate: ¿qué tiene que pasar para alcanzar esto? Si respondes con más de dos acciones, es probable que puedas crear varios objetivos más específicos a partir de los anteriores.
2. Medibles
Es importante que sepas con certeza cuándo los has alcanzado, o si estás en camino de hacerlo. Por eso debes huir de las metas idealizadas y poco claras, y establecer unas que puedas seguir de cerca con variables bien definidas. Recuerda que lo que no se mide no se controla.
3. Alcanzables
Deben ir acorde con la realidad actual del negocio. Para eso tienes que valorar la situación de tu empresa, los recursos con los que cuentas y las circunstancias, tanto internas como externas. Establecer objetivos demasiado ambiciosos puede terminar por causar angustia y frustración.
4. Relevantes
Tienen que alinearse con el propósito de tu negocio y ayudar a su consolidación o desarrollo. Es fácil perder el foco y dedicarse a fines que, aunque parezcan atractivos, no aportan nada valioso. Por eso, cuestiónate siempre para qué quieres alcanzarlos o cómo pueden beneficiar a la empresa.
5. Definidos en el tiempo
Asegúrate de establecer un marco temporal para tus objetivos, pues de lo contrario corres el riesgo de postergar una y otra vez los pasos que te conducirán a conseguirlos. Sin fecha límite no se producirá esa sensación de urgencia que mueve a la acción.
Consideraciones para establecer objetivos SMART
Los objetivos SMART no se cumplen de un momento a otro, sino que suponen un proceso. Es por ello que debes tener en cuenta algunas claves que te ayudarán a plantearlos de forma adecuada.
- Ponlo todo en contexto: te guste o no, los factores externos pueden tener una gran influencia sobre tu empresa. Por ejemplo, la aprobación de una ley relacionada con tu negocio podría afectar a tus objetivos de expansión, por lo que debes asegurarte de que vayan en sintonía con ese marco legal.
- Valora los porcentajes: aunque te veas tentado a usar números concretos para las variables, primero evalúa el porcentaje de cambio que representan. No es lo mismo querer ahorrar 2.000 euros en proveedores todos los meses si partes de un gasto de 10.000 o de 100.000 euros.
- Ten en cuenta los históricos: esto te ayudará a ser más realista y establecer objetivos que cumplan con la característica de alcanzable. Por ejemplo, si el trimestre pasado tu facturación cayó de 20.000 a 17.000 euros mensuales, es más factible que apuntes a retomar las primeras cifras antes que llevarlas a 25.000 euros.
Algunos ejemplos reales de objetivos SMART
Para aterrizar un poco las ideas, repasemos cinco ejemplos de objetivos SMART en una empresa. Estos surgen a partir de planteamientos generales que suelen ponerse sobre la mesa desde la dirección para las distintas áreas del negocio.
Ventas
Planteamiento general: vender más.
Objetivos SMART:
- Incrementar la facturación media en un 10% en el siguiente cuatrimestre.
- Conseguir 5 nuevos clientes en el próximo mes.
Producción
Planteamiento general: ser más eficientes.
Objetivos SMART:
- Reducir los tiempos de producción en un 15% el próximo año.
- Incrementar la capacidad de producción en un 10% en los próximos seis meses.
Marketing
Planteamiento general: mejorar la presencia digital.
Objetivos SMART:
- Incrementar las visitas de la web en un 20% en los próximos tres meses.
- Conseguir 50 nuevos suscriptores a la newsletter en 30 días.
Recursos humanos
Planteamiento general: mejorar el ambiente laboral.
Objetivos SMART:
- Pasar de “buena” a “muy buena” la respuesta media en la encuesta de valoración laboral de los empleados en el próximo trimestre.
- Dedicar 12 horas a jornadas de formación profesional en las próximas 6 semanas.
Finanzas
Planteamiento general: mejorar el estado financiero de la empresa.
Objetivos SMART:
- Disminuir en un 5% los gastos por servicios bancarios el próximo año.
- Reducir el presupuesto en gastos de viajes en un 40% en los siguientes tres meses.
En cualquier empresa, establecer objetivos es una parte crucial de la gestión. A partir de la evaluación de ejemplos reales de objetivos SMART será mucho más fácil definirlos y establecer las acciones necesarias. Sin embargo, lo más importante es mirar hacia dentro para que puedan llevar a tu empresa en la dirección que quieres que vaya.
Con esta información y una revisión cuidadosa de las necesidades de tu negocio, podrás plantearte objetivos SMART. Pero si no logras verlo con claridad o tienes dudas respecto a cualquiera de sus parámetros, solicita una sesión de diagnóstico para estudiar tu situación y empezar a trabajar juntos.