Muchas empresas tienen falta de liquidez por diferentes motivos, entre otros, podríamos destacar:
- Haber realizado inversiones que no están rindiendo según las previsiones realizadas.
- Disminución en las ventas motivadas por razones de crisis provocadas por pandemias, incrementos de precios de las materias primas, conflictos, disputas comerciales, entrada de nueva competencia en el mercado, etc.
- Por estar en una situación en la que la empresa no gana el dinero suficiente para generar los recursos necesarios para hacer frente a los pagos de sus obligaciones.
- También porque algunos de sus clientes pagan tarde, mal o simplemente dejan de pagar.
- En ocasiones, cuando una empresa tiene un crecimiento de ventas muy rápido, no tiene la financiación suficiente para poder hacer frente a ese crecimiento, lo que le genera fuertes tensiones de tesorería.
En todos estos casos se pueden llegar a generar importantes tensiones financieras que generan una gran ansiedad, además de una carga de trabajo adicional que implicará poder hacer frente el día a día. Por tanto, lo primero que hay que hacer es ver la razón o razones que puedan motivar esa falta de liquidez para poder actuar en consecuencia. Hay que hacer un diagnóstico de la situación. Este se hace analizando las cuentas de explotación o de pérdidas y ganancias, para conocer cuáles son los ingresos, gastos y márgenes. Es importante también poder hacer una previsión de los futuros ingresos y gastos que la empresa podrá ser capaz de generar y consecuentemente los recursos financieros que será capaz de obtener.
Es vital examinar el balance de situación para conocer cuales son los activos que tiene la empresa, así como sus deudas y estructura financiera. Es distinto tener necesidades financieras a corto plazo, que son las generalmente utilizadas para financiar stock, compras de materias primas o incluso avanzar el cobro de clientes, que tener necesidades de financiación a largo plazo para poder hacer frente a las inversiones realizadas o a pérdidas generadas en el tiempo.
Una vez conocida la situación del paciente se podrán tomar las medidas necesarias para su curación.
De lo que se trata es de evitar tener que tomar decisiones traumáticas como por ejemplo un concurso de acreedores o incluso la liquidación de la sociedad.
Para ello se debe preparar:
- Ya que los acreedores pueden sufrir un aplazamiento en sus cobros, o una disminución de sus ingresos, o directamente una pérdida, lo importante es que estos vean que la empresa es transparente. Por ello es fundamental dar muestras de confianza, seriedad y honestidad.
- La explicación de la historia de la empresa, a qué se dedica, cómo se encuentra el mercado, sus productos, tipología de clientes y proveedores, posicionamiento respecto a sus competidores, etc.
- Un análisis económico financiero actual para mostrar la incapacidad de hacer frente a los pagos.
- Un plan de negocio con las medidas que está tomando la empresa, y las que va a acometer para revertir y enderezar la situación.
- Las previsiones económico – financieras de los próximos años con las nuevas decisiones a tomar en base al plan de negocio.
- Si es necesario, habrá que realizar un estudio jurídico, con el análisis de la situación actual y las posibles alternativas a seguir desde el punto de vista legal en caso de no llegar a acuerdos satisfactorios con los acreedores.
- Un resumen con toda la información, dónde se muestren las decisiones a tomar para que la empresa pueda hacer frente a los pagos, con la nueva planificación económico – financiera a largo plazo, que demuestre a los acreedores que la empresa va a poder hacer frente a los pagos con el nuevo plan de negocio y las alternativas planteadas de reestructuración.
A continuación, vamos a exponer un caso real de éxito en la reestructuración de una deuda hipotecaria:
Se trata de una empresa de servicios de la provincia de Girona con una facturación aproximada de casi dos millones de euros. Su rentabilidad es buena, pero insuficiente para hacer frente a una hipoteca de un importe de cinco millones con una entidad financiera.
Con anterioridad a la intervención de Vela Consultors, entre la empresa y el banco se habían realizado diferentes novaciones de la hipoteca. Para entenderlo, las novaciones son los cambios que se producen en las condiciones del préstamo hipotecario en un momento posterior a la firma, es decir, la renegociación del préstamo con la entidad bancaria con la que se ha contratado.
Al final, el resultado era siempre el mismo. Se conseguía alargar el plazo de amortización, aunque de manera insuficiente puesto que las cuotas eran igualmente inasumibles, y con unos gastos de tasación de las fincas, de estudio y notariales notables.
Es decir, se generaba un gran gasto, tensiones entre las partes, desconfianzas mutuas, pérdidas de tiempo para no llegar a ningún resultado.
Cuando la empresa decidió contratar nuestros servicios, lo que se hizo fue un análisis de la situación real y previsión futura del mercado, para poder establecer unas previsiones realistas de ingresos y gastos a varios años vista.
Con estas previsiones e hipótesis de trabajo, se estableció cuál sería la capacidad que tendría la empresa para hacer frente a los pagos.
Estas previsiones mostraron que, para poder hacer frente a los pagos, la entidad tenía que hacer diferentes acciones:
- Alargar el periodo de vencimiento de la hipoteca hasta los 20 años de los 12 que tenía en aquel momento.
- Disminuir drásticamente los tipos de interés que se estaban aplicando a la hipoteca. La empresa estaba pagando un 4% de interés anual y este se bajó del 1%
- Aplicar un sistema de pagos con cuotas crecientes, de tal manera que estas se iban incrementando año a año. El objetivo de estas cuotas crecientes era que la empresa tuviera tiempo para ir generando un mayor volumen de ingresos y también de desprenderse de algunos activos que no eran imprescindibles para el negocio.
Esta novación se realizó con un gran esfuerzo negociador por todas las partes que, finalmente salió adelante, a pesar de las grandes dificultades iniciales.
La prueba de que el cliente quedó satisfecho es un poco curiosa. Mi nombre es Jordi. Muy conocido en Cataluña por el día de San Jorge y la del libro. Pues el día de mi santo, me encontré en mi whatsapp una felicitación por mi onomástica, del propietario de esta empresa. Imaginaros que ilusión me hizo ver que se acordaba de mi con un sentimiento positivo.
Desde entonces sigo buscando empresarios que me sigan felicitando el día de San Jorge.